martes, 16 de julio de 2024

El pleito dinástico

 



Carlos María Isidro de Borbón y Borbón-Parma, de quien proviene el Carlismo como fenómeno histórico-político


Felipe V, el primer rey borbón de la historia de España contrajo nupcias en dos ocasiones, y fue rey también en dos ocasiones. De su matrimonio con María Luisa de Saboya, nació el que reinaría como Luis I, que, aunque contrajo matrimonio, murió sin descendencia tan prematuramente que obligó a su padre, a aceptar de nuevo el trono, cuando ya disfrutaba de la jubilación en su palacio de La Granja, pero como todo llega, tarde o temprano, le acabaría por suceder el segundo hijo que le dio la saboyana, esto es, Fernando VI, que casado, terminó sus días también sin dar un heredero a la corona.

Visto lo que había, entraron en escena el primogénito que de su segundo matrimonio le dio a Felipe V, Isabel Farnesio. Este hombre fue el que pasó a la historia como Carlos III.

Carlos III, de su matrimonio con María Amalia de Sajonia, tendría a Carlos IV, y este, de su matrimonio con María Luisa de Borbón Parma, a Fernando VII, y este, a su vez, de su matrimonio con María Cristina de las Dos Sicilias a Isabel II.

Es entonces, cuando se produce el conflicto, pues, en aplicación estricta de la nueva ley de sucesión implantada por Felipe V, el peso de la corona debía recaer sobre el hijo de Carlos IV que seguía en orden a Fernando VII, que era Carlos.

Con este Carlos, y al producirse el enfrentamiento, da comienzo la llamada rama carlista, pues el carlismo pertenece a la dinastía borbónica de nuestra monarquía, y el pleito sobrevenido es entre Borbones.    

Carlos V, de su matrimonio con María Francisca de Braganza, tuvo a Carlos Luis de Borbón y Braganza, conde de Montemolín, que reinaría sobre sus seguidores como Carlos VI. Este, de su matrimonio con María Carolina de Borbón -Dos Sicilias, no tuvo descendencia, y la corona pasó al siguiente hijo de Carlos V, Juan Carlos de Borbón y Braganza, que reinaría como Juan III, quien de su matrimonio con María Beatriz de Austria-Este, tuvo a Carlos María de Borbón y Austria-Este, que sería conocido como Carlos VII.

Carlos VII contrajo matrimonio con Margarita de Borbón Parma y tuvieron como heredero a Jaime, que sería el tercero de su nombre, que nunca contraería matrimonio, y en consecuencia falleció sin descendencia (siempre entendida esta como legítima).

La línea carlista parecía extinguirse, pero se aplica la ley que dice: «y a falta de hijo mayor del príncipe y de todos sus descendientes varones de varones que han de suceder en la orden expresada, suceda el hijo segundo varón legítimo y sus descendientes varones de varones legítimos…», trasladándonos con ello al segundo hijo del padre de Jaime, Alfonso Carlos de Borbón y Austria-Este, que reinaría con el nombre de Alfonso Carlos I, siendo ya un venerable octogenario, casado eso sí, pero, para más inri, sin descendencia.

Y surge un nuevo pleito dentro del pleito dinástico, por lo que hay que volver a la ley.

¿Tenía más hijos varones Juan III? No. ¿Tenía más hijos varones Carlos María Isidro de Borbón, Carlos V? Sí. Fernando de Borbón y Braganza, pero murió sin haber contraído matrimonio y en consecuencia sin descendencia.

¿Tenía más hijos Carlos IV, el padre de Fernando VII y el Carlos V de los carlistas?  Sí. El siguiente en el orden sucesorio fue Francisco de Paula Antonio. ¿Podía recaer en él la corona? No, porque había fallecido en 1865. ¿Tuvo descendientes? Sí, de su matrimonio con Luisa Carlota de Borbón Dos-Sicilias, nació Francisco de Asís de Borbón y Borbón-Dos Sicilias. ¿Pudo ser reconocido rey por los carlistas? No, porque falleció en 1902. ¿Tuvo descendencia Francisco de Asís de Borbón? Sí, aunque algunos dicen que era imposible por dos razones de peso, una, la más importante y decisiva porque parece ser que era impotente, y la segunda, de menos peso, pero algo razonable porque era homosexual y no yacía con mujeres. ¿Pero, llegó a estar casado? Sí, y aquí entra ese espíritu burlesco que en ocasiones nos regala la historia. Se casó o lo casaron con su prima Isabel, la hija de su tío Fernando, el rey Fernando VII, que ya reinaba entonces en España como Isabel II. ¿Pero tuvieron descendencia en la que los carlistas reconocieran a su abanderado? No, el que llegó a reinar como Alfonso XII, los carlistas no solo no lo reconocieron como legítimo heredero de su línea dinástica, sino que no lo hicieron como hijo de Francisco de Asís, por las razones ya explicadas. Como hijo de Isabel II, en buena lógica tampoco lo iban a reconocer pues se trataba de la usurpadora que había violado la Ley de Felipe V.

¿A dónde fueron a parar los carlistas en busca de su pretendiente al trono? Sigamos sus huellas. Nos habíamos quedado a la altura de Carlos IV, al que le volvemos a preguntar si tuvo más hijos, y nos enteramos de que ya no le quedaban más. Había que seguir subiendo (o bajando, según se mire, por el árbol genealógico.

¿El padre de Carlos IV, esto es, Carlos III, tuvo más hijos varones? Sí, nos encontramos con Fernando I de las Dos-Sicilias, que tuvo de su matrimonio con María Carolina de Austria y como varón primero a Francisco I de las Dos-Sicilias. Este, de su matrimonio con María Isabel de España, tuvo a Fernando II, rey de las Dos-Sicilias. Esta rama de las Dos-Sicilias, al parecer apoyaron a la línea sucesoria de Isabel II, por lo que los carlistas la desecharon por consentir la usurpación.

Y continuando con la busca del pretendiente, nos encontramos que hemos regresado a Felipe V y vemos que tuvo otro hijo que fue Felipe I de Parma, hermano siguiente varón de Carlos III.

Podemos decir que con este se inicia una nueva línea o rama dinástica que llamaremos Parmesana.

A Felipe I de Parma, casado con Luisa Isabel de Francia, le sigue, Fernando, duque de Parma, casado con María Amalia de Austria. A este Luis Francisco casado con María Luisa de Borbón., y a este Carlos Luis II de Borbón-Parma, casado con María Teresa de Saboya.

Carlos III de Parma casado con Luisa de Francia, sería el siguiente, y le heredó Roberto I de Parma, que, casado dos veces, y con 12 hijos en cada matrimonio, con él surge, para variar, otro mini pleito.

Del matrimonio de Roberto con María Pía de las Dos Sicilias, toma el testigo Elías I de Parma, que casó con María Ana de Austria y tuvieron a Roberto II de Parma, que murió soltero y sin descendencia. De su segundo matrimonio con Adelaida de Löwenstein-Wertheim-Rosemberg, tuvo también, como ya hemos dicho, otros doce hijos, pero por orden para hacerse cargo de una herencia, enrevesada, pero herencia, figuran: Sixto de Borbón Parma que murió en 1934 y por lo tanto sin enterarse de que el bueno de Alfonso Carlos I se había muerto anciano y sin hijos y Francisco Javier de Borbón Parma, que vivió mucho, más que Franco, que, en algunos momentos, fue visto como una hazaña.

Con Francisco Javier de Borbón Parma parece que los carlistas encontraron a su abanderado, hasta tal punto que fue el mismo Alfonso Carlos el que le designó, sino para ello, por lo menos para que hiciera de Regente hasta que se encontrara al heredero con más derechos.

La verdad es que este recorrido que hemos hecho lo hizo mucha gente, profesional de las genealogías reales y de las legitimidades escritas, y llegaron, en la mayoría de los casos, a Francisco Javier.

Sería, por lo tanto, la descendencia de Francisco Javier la que llevaría en adelante la bandera del carlismo, y con ello el derecho a reinar en España. Sus descendientes fueron: Carlos Hugo y el hijo de este, Carlos Javier, que ostenta en la actualidad esos derechos.

Pero los hubo que, no teniendo paciencia para remontarse tanto, y acusando a los partidarios de Francisco Javier de andarse por las ramas, hicieron otra lectura de la Ley Sálica. Concretamente de esta parte: «Y siendo acabadas íntegramente todas las líneas masculinas del príncipe, infante y demás hijos y descendientes míos legítimos, varones de varones y sin haber por consiguiente varón agnado legítimo descendiente mío en quien puede recaer la corona según los llamamientos antecedentes, suceda en dichos mis reinos la hija o hijos del último reinante varón agnado mío en quien feneciere la varonía y por cuya muerte sucediere la vacante, nacido en constante legítimo matrimonio, la una después de la otra, prefiriendo la mayor a la menor y respectivamente sus hijos y descendientes legítimos por línea recta y legítima, nacidos todos en constante y legítimo matrimonio; observando entre ellos el orden de primogenitura y reglas de representación… Siendo mi voluntad que la hija mayor o descendientes suyos que por su premoriencia entraren a sucesión de esta monarquía se vuelva a suscitar, como en cabeza de línea, la agnación rigurosa entre los hijos varones que tuviesen nacidos en constante legítimo matrimonio y en los descendientes legítimos de ellos, etc.»

Siendo acabadas íntegramente todas las líneas masculinas. Eso se dio y los Javieristas lo respetaron, y llegaron a la conclusión de que la única línea masculina que seguía viva era la de Felipe I de Parma, hijo de Felipe V.

…suceda en dichos mis reinos la hija o hijas del último reinante varón agnado mío en quien feneciere la varonía. He aquí una nueva cuestión. La hija del último reinante varón agnado en quien acabó la varonía.

¿Había que remontarse por las ramas para luego volver a descender, para encontrar al legítimo heredero, o lo teníamos más cerca? Ninguno de la línea de Felipe I de Parma fue reinante, con lo que esta frase les descarta. ¿Quién era la hija del último varón agnado reinante? Alfonso Carlos, reinante sin hijos y sin hijas, Jaime III, reinante, sin hijos y sin hijas. Carlos VII, reinante, con hijos (Jaime III) y con hijas, la primera, Blanca.

¿Debería haber sido Blanca, la hija de Carlos VII, la reina de los carlistas, aunque chirríe a muchos, porque piensan que la ley sálica prohíbe a las mujeres el acceso al trono? En este último aspecto hay muchos que señalan que la ley que instituyó Felipe V no debería llamarse con propiedad sálica, sino semisálica.

Blanca de Borbón y Borbón-Parma, debió ser reina de España, y desde ella comenzar una nueva línea agnada de varones. Los descendientes de Blanca acabaron formando otro pequeño circo, pues teniendo cuatro hijos varones, solo el cuarto quiso recoger el testigo (Carlos Pío de Habsburgo-Toscana y Borbón) que sería reconocido por sus seguidores como Carlos VIII. Al morir este, se fueron apuntando al carro sus hermanos mayores, Leopoldo, Antonio Carlos y Francisco José, consiguiendo con sus actitudes y declaraciones el hazmerreír de la mayoría de los españoles.

Terminemos nuestra disquisición planteando los siguientes interrogantes:

¿Es tan importante disponer de un abanderado real para la defensa de la tradición?

¿Es la fórmula monárquica la única forma de defender la tradición?

¿Qué es realmente la tradición y por qué debemos defenderla?

El lema carlista, es cuatripartito, pero ¿todas sus partes están al mismo nivel de importancia?

¿Sigue estando vigente ese lema cuatripartito?

Lo iremos estudiando; también los demás avatares de esta peculiar historia.

Carlos Javier de Borbón-Parma y Orange-Nassau, rey de España para muchos carlistas hoy en día. Rey proscripto, claro está, como bien señala esa distinción que luce en el pecho: la cruz de la legitimidad proscripta o desterrada. 


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