viernes, 16 de agosto de 2024

Montejurra. Germán Raguán

 

Montejurra. Germán Raguán. 1957. Propiedad del autor.

 

En su colofón se puede leer:

«Se terminó de imprimir en los talleres de la Industria Gráfica Valverde, S.A., de San Sebastián, el día 11 de agosto de 1957; en cuya fecha se cumple el XXI Aniversario de la entrada triunfal en Tolosa de la Primera Agrupación Guipuzcoana de Requetés — La Compañía de Tolosa del Tercio de San Miguel — al mando del inolvidable y heroico capitán don Pantaleón Zabala.»

En los extraordinarios Apuntes y documentos para la historia del tradicionalismo español 1939-1966, de Manuel de Santa Cruz (seudónimo de Alberto Ruiz de Galarreta y Mocoroa, 1922-2019), en el II volumen correspondiente al año 1957 (Tomo 19), y en su página 415, leemos también:

«Montejurra. Por Germán Raguán. 4.º, 23 páginas, con láminas 2 h. (Intentamos averiguar este concepto, pero no lo conseguimos. Pedimos ayuda a nuestros lectores). Es un cuaderno con fotografías en blanco y negro de la concentración de Montejurra de 1957, que alternan con versos del autor. Está dedicado a sus dos hermanos asesinados por los rojos; se acabó de imprimir en San Sebastián, el 11 de agosto de 1957, “en cuya fecha se cumple el XXI Aniversario de la entrada triunfal en Tolosa de la Primera Agrupación Guipuzcoana de Requetés — La Compañía de Tolosa del Tercio de San Miguel — al mando del inolvidable y heroico capitán don Pantaleón Zabala”. Es la mejor colección publicada de fotografías del acto de Montejurra, que recogen muy fielmente el sabor popular de la misma (sic).»

De la breve introducción o exordio con la que el autor abre el libro destacamos lo siguiente:

«Yo he vivido en Montejurra la maravillosa jornada del 5 de mayo de 1957… Y me he quedado sobrecogido al contemplar con mis propios ojos lo que, en un siglo de degradante materialismo y vergonzosas claudicaciones, no se puede creer si no se ha visto: la concurrencia de tres generaciones que, con abnegación y sacrificio, treparon hasta llegar a cimas que quiebran las mejores aptitudes físicas y que, cuando éstas faltan, solo se pueden escalar con el espíritu siempre joven del Carlismo para fundirse en la RECORDACIÓN, la AFIRMACIÓN y la CONTINUIDAD de una postura CONSCIENTE, ROMANTICA e INCONMOVIBLE…»

Aquel 5 de mayo hacía acto de presencia un príncipe en el que se quería ver encarnado el ideal de la tradición de las Españas, nueva savia de una dinastía abanderada de la legitimidad proscripta.

Raguán aúna el pasado con el presente: «…multitud abigarrada, entusiasta y predominantemente proletaria, que abandona la trilla para empuñar el fusil y que sin tener nostalgias palatinas, al besarlas, humedece con sus ojos las manos de un príncipe que nunca reinó»

Dice haber escrito Montejurra para contar esa maravillosa jornada, pero también para que «los que allí no estuvieron, sepan que todos los años acudimos puntualmente a la cita con nuestros mártires», y «para que los que se acuestan monárquicos y se despiertan republicanos, los timoratos y contemporizadores, aprendan esta soberana lección de fidelidad y consecuencia…».

A estos, a los timoratos, débiles y claudicantes del ideal, les dedica sus últimas palabras señalándoles que terminarán muriendo sin honor «o suspirando angustiosamente por la presencia de cuarenta requetés de Artajona en el puente de la última esperanza».

Para muchos esto ha sido, es y seguirá siendo el Carlismo: el puente de la última esperanza.

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El libro se compone de doce poesías, que enseguida citaremos, enmarcadas entre un pórtico y un epílogo también en verso que merecen la pena ser reproducidos:

Pórtico:

No sabe de TRADICIÓN

quien no estuvo en MONTEJURRA…

Cuando la masa susurra

sus más sentidas plegarias

de penitencia y perdón…

Si más testigo que el Cielo…

Sin más aliado que el Sol.

 

Epílogo:

¡Oíd…, sombras de Montejurra!

¡Quedad…, sombras fantasmales!

Nadie turbe vuestro sueño…

Que aquí estamos los leales

velándolo con empeño…

¡ESPAÑA no morirá!...

Guardando sus Tradiciones

tendrá los ojos abiertos…

Solo mueren las naciones

que se olvidan de sus muertos.

Poesías: título y pequeña sinopsis.

1.- Variedad: Montejurra es la dispar procedencia de los carlistas que acuden a la montaña sagrada. Las Españas que tanto gusta decir.

2.- Unidad: Montejurra es una España diversa pero unida bajo la enseña rojigualda.

3.- Acción: Montejurra, como el Carlismo, es movimiento, un río de requetés, mujeres, niños y ancianos.

4.- Oración: Montejurra es Vía Crucis, catorce estaciones en donde se detiene ese rio de gente para rezar por los Tercios de Requetés, cuyos nombres se pueden leer en las cruces del camino.

5.- Recuerdo: Montejurra es memoria de julio de 1936, cuando la plaza del Castillo de Pamplona, teñida de rojo, repartía billetes para marchar al frente de Madrid.

6.- Margaritas: Montejurra es campo de mujeres con nombre de reina, que más que reina es un ANGEL DE LA CARIDAD.

7.- El regreso de Don Carlos: Montejurra es el cumplimiento de una promesa. Un Carlos prometió volver camino de Francia, y con el paso de los años otro Carlos regresa bajo las mismas banderas.

8.- Actualidad del Carlismo: Montejurra es el grito de un Carlismo vivo, un reto a los progresistas a ver si se atreven a decir que son fantasmas de otros siglos.

9.- Nuestros muertos hablan: Montejurra es el Oriamendi, himno inmortal que el eco de la montaña invita a pensar que cantan al unísono vivos y muertos.

10.- Continuidad: Montejurra acoge al veterano, a su hijo y a su nieto. Bella imagen gráfica de la Tradición.

11.- Tradición: Montejurra es eso, árbol encorvado que se dirige, habla y narra al joven brote verde nacido de la tierra de los antepasados.

12.- Esperanza: Montejurra es lealtad; lealtad a la palabra recibida, que no es otra cosa que lealtad a Dios, la Patria y al Rey.

El príncipe Carlos....

El príncipe que se presentó a los carlistas en mayo de 1957 no es otro que el primer hijo varón de Don Javier de Borbón Parma. Su aparición física vino acompañada de la polémica sobre su nombre. Al parecer el verdadero era Hugo, y el Carlos no aparecía por ninguna parte. Galarreta es insistente en llamarlo de esta manera en sus apuntes sobre este acto, sin embargo, Raguán, en su libro, le llama Carlos Javier de Borbón. Al final pasaría a la historia con el nombre de Carlos Hugo, siendo su hijo, el actual abanderado del Carlismo, este sí, el que lleve el nombre de Carlos Javier. 

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Este librito fue publicado muy poco tiempo después que El Requeté, la Tradición no muere, del general Luis Redondo y el comandante Juan de Zavala. El ejemplar que comentamos lleva la siguiente dedicatoria:

«A mi gran amigo, entusiasta correligionario y querido compañero Juan de Zavala, autor con el general Redondo de una obra inmortal que lleva por título “El Requeté”, con entrañable afecto. Germán Raguán.»

Y es que Montejurra, el Requeté, en suma, el Carlismo, también es fidelidad y amistad, sobre todo la que nace entre el silbar de las balas.

 

Dedicatoria del autor a Juan de Zavala

Pd. El libro contiene 19 fotografías del acto de Montejurra y un retrato a color de Carlos VII. 

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