viernes, 16 de agosto de 2024

Montejurra. Germán Raguán

 

Montejurra. Germán Raguán. 1957. Propiedad del autor.

 

En su colofón se puede leer:

«Se terminó de imprimir en los talleres de la Industria Gráfica Valverde, S.A., de San Sebastián, el día 11 de agosto de 1957; en cuya fecha se cumple el XXI Aniversario de la entrada triunfal en Tolosa de la Primera Agrupación Guipuzcoana de Requetés — La Compañía de Tolosa del Tercio de San Miguel — al mando del inolvidable y heroico capitán don Pantaleón Zabala.»

En los extraordinarios Apuntes y documentos para la historia del tradicionalismo español 1939-1966, de Manuel de Santa Cruz (seudónimo de Alberto Ruiz de Galarreta y Mocoroa, 1922-2019), en el II volumen correspondiente al año 1957 (Tomo 19), y en su página 415, leemos también:

«Montejurra. Por Germán Raguán. 4.º, 23 páginas, con láminas 2 h. (Intentamos averiguar este concepto, pero no lo conseguimos. Pedimos ayuda a nuestros lectores). Es un cuaderno con fotografías en blanco y negro de la concentración de Montejurra de 1957, que alternan con versos del autor. Está dedicado a sus dos hermanos asesinados por los rojos; se acabó de imprimir en San Sebastián, el 11 de agosto de 1957, “en cuya fecha se cumple el XXI Aniversario de la entrada triunfal en Tolosa de la Primera Agrupación Guipuzcoana de Requetés — La Compañía de Tolosa del Tercio de San Miguel — al mando del inolvidable y heroico capitán don Pantaleón Zabala”. Es la mejor colección publicada de fotografías del acto de Montejurra, que recogen muy fielmente el sabor popular de la misma (sic).»

De la breve introducción o exordio con la que el autor abre el libro destacamos lo siguiente:

«Yo he vivido en Montejurra la maravillosa jornada del 5 de mayo de 1957… Y me he quedado sobrecogido al contemplar con mis propios ojos lo que, en un siglo de degradante materialismo y vergonzosas claudicaciones, no se puede creer si no se ha visto: la concurrencia de tres generaciones que, con abnegación y sacrificio, treparon hasta llegar a cimas que quiebran las mejores aptitudes físicas y que, cuando éstas faltan, solo se pueden escalar con el espíritu siempre joven del Carlismo para fundirse en la RECORDACIÓN, la AFIRMACIÓN y la CONTINUIDAD de una postura CONSCIENTE, ROMANTICA e INCONMOVIBLE…»

Aquel 5 de mayo hacía acto de presencia un príncipe en el que se quería ver encarnado el ideal de la tradición de las Españas, nueva savia de una dinastía abanderada de la legitimidad proscripta.

Raguán aúna el pasado con el presente: «…multitud abigarrada, entusiasta y predominantemente proletaria, que abandona la trilla para empuñar el fusil y que sin tener nostalgias palatinas, al besarlas, humedece con sus ojos las manos de un príncipe que nunca reinó»

Dice haber escrito Montejurra para contar esa maravillosa jornada, pero también para que «los que allí no estuvieron, sepan que todos los años acudimos puntualmente a la cita con nuestros mártires», y «para que los que se acuestan monárquicos y se despiertan republicanos, los timoratos y contemporizadores, aprendan esta soberana lección de fidelidad y consecuencia…».

A estos, a los timoratos, débiles y claudicantes del ideal, les dedica sus últimas palabras señalándoles que terminarán muriendo sin honor «o suspirando angustiosamente por la presencia de cuarenta requetés de Artajona en el puente de la última esperanza».

Para muchos esto ha sido, es y seguirá siendo el Carlismo: el puente de la última esperanza.

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El libro se compone de doce poesías, que enseguida citaremos, enmarcadas entre un pórtico y un epílogo también en verso que merecen la pena ser reproducidos:

Pórtico:

No sabe de TRADICIÓN

quien no estuvo en MONTEJURRA…

Cuando la masa susurra

sus más sentidas plegarias

de penitencia y perdón…

Si más testigo que el Cielo…

Sin más aliado que el Sol.

 

Epílogo:

¡Oíd…, sombras de Montejurra!

¡Quedad…, sombras fantasmales!

Nadie turbe vuestro sueño…

Que aquí estamos los leales

velándolo con empeño…

¡ESPAÑA no morirá!...

Guardando sus Tradiciones

tendrá los ojos abiertos…

Solo mueren las naciones

que se olvidan de sus muertos.

Poesías: título y pequeña sinopsis.

1.- Variedad: Montejurra es la dispar procedencia de los carlistas que acuden a la montaña sagrada. Las Españas que tanto gusta decir.

2.- Unidad: Montejurra es una España diversa pero unida bajo la enseña rojigualda.

3.- Acción: Montejurra, como el Carlismo, es movimiento, un río de requetés, mujeres, niños y ancianos.

4.- Oración: Montejurra es Vía Crucis, catorce estaciones en donde se detiene ese rio de gente para rezar por los Tercios de Requetés, cuyos nombres se pueden leer en las cruces del camino.

5.- Recuerdo: Montejurra es memoria de julio de 1936, cuando la plaza del Castillo de Pamplona, teñida de rojo, repartía billetes para marchar al frente de Madrid.

6.- Margaritas: Montejurra es campo de mujeres con nombre de reina, que más que reina es un ANGEL DE LA CARIDAD.

7.- El regreso de Don Carlos: Montejurra es el cumplimiento de una promesa. Un Carlos prometió volver camino de Francia, y con el paso de los años otro Carlos regresa bajo las mismas banderas.

8.- Actualidad del Carlismo: Montejurra es el grito de un Carlismo vivo, un reto a los progresistas a ver si se atreven a decir que son fantasmas de otros siglos.

9.- Nuestros muertos hablan: Montejurra es el Oriamendi, himno inmortal que el eco de la montaña invita a pensar que cantan al unísono vivos y muertos.

10.- Continuidad: Montejurra acoge al veterano, a su hijo y a su nieto. Bella imagen gráfica de la Tradición.

11.- Tradición: Montejurra es eso, árbol encorvado que se dirige, habla y narra al joven brote verde nacido de la tierra de los antepasados.

12.- Esperanza: Montejurra es lealtad; lealtad a la palabra recibida, que no es otra cosa que lealtad a Dios, la Patria y al Rey.

El príncipe Carlos....

El príncipe que se presentó a los carlistas en mayo de 1957 no es otro que el primer hijo varón de Don Javier de Borbón Parma. Su aparición física vino acompañada de la polémica sobre su nombre. Al parecer el verdadero era Hugo, y el Carlos no aparecía por ninguna parte. Galarreta es insistente en llamarlo de esta manera en sus apuntes sobre este acto, sin embargo, Raguán, en su libro, le llama Carlos Javier de Borbón. Al final pasaría a la historia con el nombre de Carlos Hugo, siendo su hijo, el actual abanderado del Carlismo, este sí, el que lleve el nombre de Carlos Javier. 

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Este librito fue publicado muy poco tiempo después que El Requeté, la Tradición no muere, del general Luis Redondo y el comandante Juan de Zavala. El ejemplar que comentamos lleva la siguiente dedicatoria:

«A mi gran amigo, entusiasta correligionario y querido compañero Juan de Zavala, autor con el general Redondo de una obra inmortal que lleva por título “El Requeté”, con entrañable afecto. Germán Raguán.»

Y es que Montejurra, el Requeté, en suma, el Carlismo, también es fidelidad y amistad, sobre todo la que nace entre el silbar de las balas.

 

Dedicatoria del autor a Juan de Zavala

Pd. El libro contiene 19 fotografías del acto de Montejurra y un retrato a color de Carlos VII. 

domingo, 4 de agosto de 2024

El Vía Crucis de Montejurra

 




No sabe de TRADICIÓN

quien no estuvo en MONTEJURRA…

Cuando la masa susurra

sus más sentidas plegarias

de penitencia y perdón…

Sin más testigo que el Cielo….

Sin más aliado que el Sol…


Germán Raguán. Montejurra. 1957. (Pórtico)








Montejurra, monte cercano a la localidad navarra de Estella, está ligado de manera muy especial al Carlismo. Según Josep Carles Clemente en su Breve Enciclopedia del Carlismo (Alderabán, 2012, página 315), tuvieron lugar allí tres hechos constatados: el primero en noviembre de 1835 (primera guerra carlista o de los siete años); el segundo entre los días 7 y 9 de noviembre de 1873, y el tercero el 18 de febrero de 1876, estas dos últimas fechas dentro de la tercera guerra carlista.

Sin embargo y a pesar del declive del carlismo tras la última contienda del siglo XIX, el nombre de Montejurra va a seguir sonando, incluso con más fuerza en el siglo XX.

Una de las unidades de requetés que se organizaron en el levantamiento armado contra la Segunda República tomó su nombre: el tercio de requetés de Montejurra, y luego, nada más acabar la contienda (el 26 de diciembre de 1939), un grupo de excombatientes navarros formaron en Irache la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz considerando «la Iglesia del Monasterio de Irache como cuna de la Hermandad y al calvario de Montejurra como lugar de peregrinación.» Así, el 3 de mayo de 1939 se inició esa costumbre piadosa en recuerdo a los requetés caídos en la Cruzada del 36, según reza la propaganda de entonces al respecto. 


  

Al principio según se iba ascendiendo al monte se colocaban cruces de madera que contenían en sus brazos los nombres de los tercios que habían combatido. En la cima de la montaña tenía lugar la celebración de la santa misa y algunos discursos y una comida de hermandad ponían fin a los actos.

La fiesta fue arraigando y pasó a formar parte del calendario carlista, tomándose como fecha para su celebración el primer domingo de mayo.

En 1954, el vía crucis renovó su cara. Las cruces pasaron a estar fijas y construidas de piedra, sin olvidar las inscripciones de los nombres de las unidades combatientes de requetés. La fiesta fue tomando un carácter nacional que antes no tenía, y el espíritu político del acto, fue igualando sino superando al religioso. Hubo quien definió a esa montaña como el Sinaí del Tradicionalismo, dejando bien patente con ella que en su cima se recibían los mandamientos carlistas a seguir. El pasado fue cediendo ante el futuro. El recuerdo de los caídos quedó algo escondido ante el fervor de los nuevos líderes. En 1957 Montejurra se vistió de gala para ser testigo de un anuncio de gran envergadura: la proclamación del príncipe de Asturias, del heredero de la corona de España, hijo de don Javier de Borbón Parma, Carlos Hugo. Todo esto, lógicamente visto desde la legitimidad carlista.

Si 1939 fue el inicio, y 1957 la consolidación, 1976, será el descenso a los infiernos. La infeliz andadura del carlismo tras la guerra de 1936 llegaba a su punto más bajo: el enfrentamiento entre hermanos, huérfanos de abanderado y si me apuran, de bandera.

Hoy en día Montejurra sigue ahí, algo olvidado, con las cruces medio derruidas y abandonadas, pero permaneciendo en muchos corazones que más que palpitar añoran un tiempo que pudo ser y no fue.

El librito, cuya portada traemos a nuestro blog, está editado en Pamplona el 15 de marzo de 1957 y en sus hojas podemos seguir el via crucis acompañados de estupendas fotografías de N. Ardanaz. También nos enseña el folleto cómo estaban distribuidos los nombres de los tercios de requetés en las cruces, que ya eran de piedra ese año. Catorce estaciones, catorce paradas camino del calvario, en el que los boinas rojas acompañan a Jesús hasta el Gólgota.

Esta es la distribución de los tercios en las cruces:

·         Primera estación: Montejurra, San Fermín, Lácar y Navarra.

·         Segunda estación: Virgen del Camino, María de las Nieves, Roncesvalles (Lesaca).

·         Tercera estación: Rey, San Miguel, Santiago, Abárzuza.

·         Cuarta estación: Mola (Navarro), Radio Requeté en campaña móvil, Zapadores.

·         Quinta estación: San Ignacio, Zumalacárregui, Oriamendi.

·         Sexta estación: Nuestra Señora de Begoña, Nuestra Señora de la Antigua, Ortiz de Zárate.

·         Séptima estación: Nuestra Señora de Estíbaliz, Virgen Blanca, Nuestra Señora de Valvanera.

·         Octava estación: Nuestra Señora del Pilar, San Jorge, Almogávares.

·         Novena estación: Alcázar, María Molina, Numancia, Marco de Bello.  

·         Décima estación: Nuestra Señora de Montserrat, Nuestra Señora de los Desamparados, Nuestra Señora de Covadonga.

·         Undécima estación: Cristo Rey, Santa Gadea, Burgos-Sangüesa, Mola (palentino).  

·         Duodécima estación: Tercios de Cristo Rey, Nuestra Señora del Camino, Nuestra Señora la Virgen de los Reyes, nuestra Señora la Virgen del Rocío, Nuestra Señora Santísima la Virgen de Begoña (núm. 2, alavés), Nuestra Señora la Virgen de Guadalupe, Santiago (aragonés), Voluntarios de Santiago (Huesca), Arlabán, San Rafael, San Marcial, La Coruña, Apóstol Santiago (gallego), Isabel la Católica, Numantino, Requeté de Ávila y Pontevedra, Requeté de Valladolid, Requeté de Salamanca, Partida de Barandalla, Guerrillas del Alto Tajo, Orden y Policía, Requetés en zona enemiga (resistencia). Margaritas de “Frentes y Hospitales”

·         Decimotercera estación: Santa María la Real, Nuestra Señora de la Victoria, Nuestra Señora de la Merced, Voluntarios de la Marina.

·         Decimocuarta estación: Escuadrones de Cáceres, Sevilla, Málaga, Cazadores.

Actualmente se puede comprobar que existe alguna que otra disconformidad entre estos datos y los recogidos en las investigaciones de Julio Aróstegui y que fueron publicadas en su libro Combatientes requetés en la Guerra Civil española (1936-1939), última edición de noviembre de 2013 en La Esfera de los libros. Estudio muy exhaustivo el de Aróstegui en el que se desgranan los orígenes, evolución y término de todas y cada una de las unidades de requetés. 






martes, 16 de julio de 2024

El pleito dinástico

 



Carlos María Isidro de Borbón y Borbón-Parma, de quien proviene el Carlismo como fenómeno histórico-político


Felipe V, el primer rey borbón de la historia de España contrajo nupcias en dos ocasiones, y fue rey también en dos ocasiones. De su matrimonio con María Luisa de Saboya, nació el que reinaría como Luis I, que, aunque contrajo matrimonio, murió sin descendencia tan prematuramente que obligó a su padre, a aceptar de nuevo el trono, cuando ya disfrutaba de la jubilación en su palacio de La Granja, pero como todo llega, tarde o temprano, le acabaría por suceder el segundo hijo que le dio la saboyana, esto es, Fernando VI, que casado, terminó sus días también sin dar un heredero a la corona.

Visto lo que había, entraron en escena el primogénito que de su segundo matrimonio le dio a Felipe V, Isabel Farnesio. Este hombre fue el que pasó a la historia como Carlos III.

Carlos III, de su matrimonio con María Amalia de Sajonia, tendría a Carlos IV, y este, de su matrimonio con María Luisa de Borbón Parma, a Fernando VII, y este, a su vez, de su matrimonio con María Cristina de las Dos Sicilias a Isabel II.

Es entonces, cuando se produce el conflicto, pues, en aplicación estricta de la nueva ley de sucesión implantada por Felipe V, el peso de la corona debía recaer sobre el hijo de Carlos IV que seguía en orden a Fernando VII, que era Carlos.

Con este Carlos, y al producirse el enfrentamiento, da comienzo la llamada rama carlista, pues el carlismo pertenece a la dinastía borbónica de nuestra monarquía, y el pleito sobrevenido es entre Borbones.    

Carlos V, de su matrimonio con María Francisca de Braganza, tuvo a Carlos Luis de Borbón y Braganza, conde de Montemolín, que reinaría sobre sus seguidores como Carlos VI. Este, de su matrimonio con María Carolina de Borbón -Dos Sicilias, no tuvo descendencia, y la corona pasó al siguiente hijo de Carlos V, Juan Carlos de Borbón y Braganza, que reinaría como Juan III, quien de su matrimonio con María Beatriz de Austria-Este, tuvo a Carlos María de Borbón y Austria-Este, que sería conocido como Carlos VII.

Carlos VII contrajo matrimonio con Margarita de Borbón Parma y tuvieron como heredero a Jaime, que sería el tercero de su nombre, que nunca contraería matrimonio, y en consecuencia falleció sin descendencia (siempre entendida esta como legítima).

La línea carlista parecía extinguirse, pero se aplica la ley que dice: «y a falta de hijo mayor del príncipe y de todos sus descendientes varones de varones que han de suceder en la orden expresada, suceda el hijo segundo varón legítimo y sus descendientes varones de varones legítimos…», trasladándonos con ello al segundo hijo del padre de Jaime, Alfonso Carlos de Borbón y Austria-Este, que reinaría con el nombre de Alfonso Carlos I, siendo ya un venerable octogenario, casado eso sí, pero, para más inri, sin descendencia.

Y surge un nuevo pleito dentro del pleito dinástico, por lo que hay que volver a la ley.

¿Tenía más hijos varones Juan III? No. ¿Tenía más hijos varones Carlos María Isidro de Borbón, Carlos V? Sí. Fernando de Borbón y Braganza, pero murió sin haber contraído matrimonio y en consecuencia sin descendencia.

¿Tenía más hijos Carlos IV, el padre de Fernando VII y el Carlos V de los carlistas?  Sí. El siguiente en el orden sucesorio fue Francisco de Paula Antonio. ¿Podía recaer en él la corona? No, porque había fallecido en 1865. ¿Tuvo descendientes? Sí, de su matrimonio con Luisa Carlota de Borbón Dos-Sicilias, nació Francisco de Asís de Borbón y Borbón-Dos Sicilias. ¿Pudo ser reconocido rey por los carlistas? No, porque falleció en 1902. ¿Tuvo descendencia Francisco de Asís de Borbón? Sí, aunque algunos dicen que era imposible por dos razones de peso, una, la más importante y decisiva porque parece ser que era impotente, y la segunda, de menos peso, pero algo razonable porque era homosexual y no yacía con mujeres. ¿Pero, llegó a estar casado? Sí, y aquí entra ese espíritu burlesco que en ocasiones nos regala la historia. Se casó o lo casaron con su prima Isabel, la hija de su tío Fernando, el rey Fernando VII, que ya reinaba entonces en España como Isabel II. ¿Pero tuvieron descendencia en la que los carlistas reconocieran a su abanderado? No, el que llegó a reinar como Alfonso XII, los carlistas no solo no lo reconocieron como legítimo heredero de su línea dinástica, sino que no lo hicieron como hijo de Francisco de Asís, por las razones ya explicadas. Como hijo de Isabel II, en buena lógica tampoco lo iban a reconocer pues se trataba de la usurpadora que había violado la Ley de Felipe V.

¿A dónde fueron a parar los carlistas en busca de su pretendiente al trono? Sigamos sus huellas. Nos habíamos quedado a la altura de Carlos IV, al que le volvemos a preguntar si tuvo más hijos, y nos enteramos de que ya no le quedaban más. Había que seguir subiendo (o bajando, según se mire, por el árbol genealógico.

¿El padre de Carlos IV, esto es, Carlos III, tuvo más hijos varones? Sí, nos encontramos con Fernando I de las Dos-Sicilias, que tuvo de su matrimonio con María Carolina de Austria y como varón primero a Francisco I de las Dos-Sicilias. Este, de su matrimonio con María Isabel de España, tuvo a Fernando II, rey de las Dos-Sicilias. Esta rama de las Dos-Sicilias, al parecer apoyaron a la línea sucesoria de Isabel II, por lo que los carlistas la desecharon por consentir la usurpación.

Y continuando con la busca del pretendiente, nos encontramos que hemos regresado a Felipe V y vemos que tuvo otro hijo que fue Felipe I de Parma, hermano siguiente varón de Carlos III.

Podemos decir que con este se inicia una nueva línea o rama dinástica que llamaremos Parmesana.

A Felipe I de Parma, casado con Luisa Isabel de Francia, le sigue, Fernando, duque de Parma, casado con María Amalia de Austria. A este Luis Francisco casado con María Luisa de Borbón., y a este Carlos Luis II de Borbón-Parma, casado con María Teresa de Saboya.

Carlos III de Parma casado con Luisa de Francia, sería el siguiente, y le heredó Roberto I de Parma, que, casado dos veces, y con 12 hijos en cada matrimonio, con él surge, para variar, otro mini pleito.

Del matrimonio de Roberto con María Pía de las Dos Sicilias, toma el testigo Elías I de Parma, que casó con María Ana de Austria y tuvieron a Roberto II de Parma, que murió soltero y sin descendencia. De su segundo matrimonio con Adelaida de Löwenstein-Wertheim-Rosemberg, tuvo también, como ya hemos dicho, otros doce hijos, pero por orden para hacerse cargo de una herencia, enrevesada, pero herencia, figuran: Sixto de Borbón Parma que murió en 1934 y por lo tanto sin enterarse de que el bueno de Alfonso Carlos I se había muerto anciano y sin hijos y Francisco Javier de Borbón Parma, que vivió mucho, más que Franco, que, en algunos momentos, fue visto como una hazaña.

Con Francisco Javier de Borbón Parma parece que los carlistas encontraron a su abanderado, hasta tal punto que fue el mismo Alfonso Carlos el que le designó, sino para ello, por lo menos para que hiciera de Regente hasta que se encontrara al heredero con más derechos.

La verdad es que este recorrido que hemos hecho lo hizo mucha gente, profesional de las genealogías reales y de las legitimidades escritas, y llegaron, en la mayoría de los casos, a Francisco Javier.

Sería, por lo tanto, la descendencia de Francisco Javier la que llevaría en adelante la bandera del carlismo, y con ello el derecho a reinar en España. Sus descendientes fueron: Carlos Hugo y el hijo de este, Carlos Javier, que ostenta en la actualidad esos derechos.

Pero los hubo que, no teniendo paciencia para remontarse tanto, y acusando a los partidarios de Francisco Javier de andarse por las ramas, hicieron otra lectura de la Ley Sálica. Concretamente de esta parte: «Y siendo acabadas íntegramente todas las líneas masculinas del príncipe, infante y demás hijos y descendientes míos legítimos, varones de varones y sin haber por consiguiente varón agnado legítimo descendiente mío en quien puede recaer la corona según los llamamientos antecedentes, suceda en dichos mis reinos la hija o hijos del último reinante varón agnado mío en quien feneciere la varonía y por cuya muerte sucediere la vacante, nacido en constante legítimo matrimonio, la una después de la otra, prefiriendo la mayor a la menor y respectivamente sus hijos y descendientes legítimos por línea recta y legítima, nacidos todos en constante y legítimo matrimonio; observando entre ellos el orden de primogenitura y reglas de representación… Siendo mi voluntad que la hija mayor o descendientes suyos que por su premoriencia entraren a sucesión de esta monarquía se vuelva a suscitar, como en cabeza de línea, la agnación rigurosa entre los hijos varones que tuviesen nacidos en constante legítimo matrimonio y en los descendientes legítimos de ellos, etc.»

Siendo acabadas íntegramente todas las líneas masculinas. Eso se dio y los Javieristas lo respetaron, y llegaron a la conclusión de que la única línea masculina que seguía viva era la de Felipe I de Parma, hijo de Felipe V.

…suceda en dichos mis reinos la hija o hijas del último reinante varón agnado mío en quien feneciere la varonía. He aquí una nueva cuestión. La hija del último reinante varón agnado en quien acabó la varonía.

¿Había que remontarse por las ramas para luego volver a descender, para encontrar al legítimo heredero, o lo teníamos más cerca? Ninguno de la línea de Felipe I de Parma fue reinante, con lo que esta frase les descarta. ¿Quién era la hija del último varón agnado reinante? Alfonso Carlos, reinante sin hijos y sin hijas, Jaime III, reinante, sin hijos y sin hijas. Carlos VII, reinante, con hijos (Jaime III) y con hijas, la primera, Blanca.

¿Debería haber sido Blanca, la hija de Carlos VII, la reina de los carlistas, aunque chirríe a muchos, porque piensan que la ley sálica prohíbe a las mujeres el acceso al trono? En este último aspecto hay muchos que señalan que la ley que instituyó Felipe V no debería llamarse con propiedad sálica, sino semisálica.

Blanca de Borbón y Borbón-Parma, debió ser reina de España, y desde ella comenzar una nueva línea agnada de varones. Los descendientes de Blanca acabaron formando otro pequeño circo, pues teniendo cuatro hijos varones, solo el cuarto quiso recoger el testigo (Carlos Pío de Habsburgo-Toscana y Borbón) que sería reconocido por sus seguidores como Carlos VIII. Al morir este, se fueron apuntando al carro sus hermanos mayores, Leopoldo, Antonio Carlos y Francisco José, consiguiendo con sus actitudes y declaraciones el hazmerreír de la mayoría de los españoles.

Terminemos nuestra disquisición planteando los siguientes interrogantes:

¿Es tan importante disponer de un abanderado real para la defensa de la tradición?

¿Es la fórmula monárquica la única forma de defender la tradición?

¿Qué es realmente la tradición y por qué debemos defenderla?

El lema carlista, es cuatripartito, pero ¿todas sus partes están al mismo nivel de importancia?

¿Sigue estando vigente ese lema cuatripartito?

Lo iremos estudiando; también los demás avatares de esta peculiar historia.

Carlos Javier de Borbón-Parma y Orange-Nassau, rey de España para muchos carlistas hoy en día. Rey proscripto, claro está, como bien señala esa distinción que luce en el pecho: la cruz de la legitimidad proscripta o desterrada. 


martes, 9 de julio de 2024

Guía del Requeté

 



Guía del Requeté (1958)

Realmente se trata de un folleto dado su pequeño tamaño (10,5cm x 15,5 cm) y sus pocas páginas (32). Presenta tan solo dos ilustraciones ambas en blanco y negro. Con las licencias debidas, Ediciones «Crit de Patria» (Grito de Patria).

Muestra en su portada la imagen de la Virgen de Montserrat delante del aspa de San Andrés y de la silueta del macizo montañoso del mismo nombre. Se ofreció a cambio de un donativo de 5 pesetas.

Terminada de imprimir el Miércoles Santo de 1958, fue editada por la Delegación de Difusión del Requeté del Principado de Cataluña, siendo Delegado Regional don Luis G. Costa Campos, Delegado Nacional de Requetés don José L. Zamanillo y González-Camino y Abanderado de la Tradición y legítimo Rey de las Españas S.M.C. DON JAVIER DE BORBÓN Y DE BRAGANZA, según se puede leer en su interior.

Su índice de materias es el siguiente:

I.- Devocionario del Requeté.

II.- Ordenanza del Requeté.

III.- Del ideario tradicionalista.

IV.- La dinastía carlista.

V.- La Monarquía del 18 de julio.

VI. Cancionero carlista.

En una NOTA DE LOS EDITORES impresa en la primera página se avisa que «En la edición presente de esta GUIA DEL REQUETÉ hemos conservado el espíritu e intención de su edición original», por lo que entendemos que la presente es como mínimo la segunda edición de esta obra.

Desde luego al menos dos de sus capítulos (el I y el II) hacen referencia a dos documentos anteriores y, digamos, con personalidad propia, como son el DEVOCIONARIO DEL REQUETÉ y la ORDENANZA DEL REQUETÉ.

Punto I.- El DEVOCIONARIO DEL REQUETÉ (conjunto de consejos piadosos para ir preparados cristianamente al combate) se dice que fue escrito por Manuel Fal Conde siendo ya Secretario General de la Comunión Tradicionalista.

Punto II.- La ORDENANZA DEL REQUETÉ fue obra del general José Enrique Varela Iglesias, uno de los más activos organizadores del Requeté durante la República.

Punto III.- Del ideario carlista, está sacado del pensamiento político de Juan Vázquez de Mella, y repasa brevemente los cuatro pilares en los que se sustenta la Tradición: la afirmación religiosa (unidad católica), la afirmación política (monarquía federativa), la afirmación regionalista (fuerismo) y la afirmación dinástica (legitimidad de origen y de ejercicio).  

Punto IV.- La dinastía carlista es un somero recorrido por todos y cada uno de los reyes que han formado dicha dinastía, desde Carlos V, hermano de Fernando VII, y con el que comenzó la proscripción, hasta Javier de Borbón y Braganza, proclamado rey por la Comunión Tradicionalista en 1952.

Punto V.- La monarquía del 18 de julio, defiende esa fecha de 1936 como punto de partida para devolver a España la Monarquía Tradicional y la bandera bicolor.

Punto VI. - Cancionero carlista. Recoge los siguientes títulos:

1.      Marcha del Oriamendi (Himno oficial del Requeté).

2.      Marcha de Don Carlos VII.

3.      Himno de los Pelayos.

4.      No llores, madre.

5.      El voluntario carlista.

6.      Canción de la «U.E. de Guías del Rey» del Principado de Cataluña.

7.      Sale el sol…

8.      ¡Alto quien vive!

9.      ¡Viva el Rey!

10.  Con el fusil.

Terminar diciendo que este folleto se edita dentro de lo que conocemos como régimen franquista, 19 años después del fin de la guerra civil, con un carlismo que, en teoría forma parte del edificio ideológico del régimen, pero que en la práctica vivía un quiero y no puedo en cuanto a la defensa de su proyecto monárquico. La lucha por ganarse la voluntad del general Franco para cuando llegara el momento del relevo de la jefatura del Estado estaba en plena efervescencia. El carlismo todavía no había tirado la toalla, pero al parecer no presagiaban buenos tiempos para él. 






















domingo, 7 de julio de 2024

Casos y cosas del Carlismo

 




El objetivo perseguido con la creación de este blog es la de dar a conocer algunos hechos y libros sobre el Carlismo. 

¿Ambiciones por nuestra parte? Las justas; entretener, mostrar y aprender. No buscaremos ninguna polémica, ni pretendemos ningún posicionamiento político, tan solo, como hemos dicho, mostrar y dar a conocer casos y cosas relacionados con el movimiento político conocido como carlismo y tradicionalismo. 



Montejurra. Germán Raguán

  Montejurra. Germán Raguán. 1957. Propiedad del autor.   En su colofón se puede leer: «Se terminó de imprimir en los talleres de la Industr...